El martillo neumático

En la penetración, los hay que están satisfechos con las sensaciones ya conocidas de los movimientos del pene en el eje de la vagina, cuando el miembro se desliza dentro según este eje. Pero también están los que buscan otros modos de penetración, con nuevas sensaciones, a veces muy excitantes.

El molino de viento


Las aspas del molino giran, suben y bajan con el soplido del viento. Imagínate estas aspas al ritmo de tus balanceos, con la brisa o la tempestad del amor, mientras se muelen los flujos sexuales dentro del molino.
La pareja se estira boca arriba, cada uno hacia un lado, con los codos apoyados en el suelo. Luego, la mujer se pone encima de su pareja permitiendo que él la penetre tranquilamente. Ayudada de sus brazos, elevará su cuerpo y rodea con sus piernas el torso. Él utilizará sus piernas para rodear tu cintura, poniendo una por encima de tu estómago. En cuanto comiencen las embestidas, sentirás como tu cabeza da vueltas sin parar. Como el clítoris está poco solicitado en esta posición, el hombre se encargará de excitarlo con sus dedos, mientras que ella sigue moliendo con sus movimientos.

La postura de la bufanda


Si eres de los que cree que la bufanda sólo se usa en invierno, ¡estás equivocado! En el sexo, se puede practicar la postura de la bufanda para tener un contacto de lo más cálido.
La mujer se sienta sobre el hombre y busca el punto de equilibrio con el cuerpo de su pareja, dejándose penetrar. Puede apoyarse elevando las piernas para colocarlas en los hombros de su chico o dejarse caer hacia atrás. La postura requiere de un cierto tiempo para encontrar el punto exacto en que la pareja se sienta a gusto para mantener la bufanda durante un buen rato. Las capacidades de movimiento son mínimas, por lo que lo mejor es dejar las caricias para otro momento y entregarse con pasión al vaivén de los cuerpos.

El loto invertido


Se dice que los compañeros de Ulises olvidaron su patria tras probar el fruto del loto. Pero el mito no cuenta cual era la verdadera naturaleza del fruto mágico . ¡Déjate llevar por el fruto del placer!
Ella se tumba de espaldas, con las piernas abiertas y levanta la pelvis, como si quisiera dar una voltereta. Se necesita flexibilidad, para conseguir el ángulo perfecto que acoja el pene. El loto invertido es una buena postura para los penes pequeños, porque la penetración es muy profunda. Ésta se iniciará suavemente, mientras él disfruta controlando el ritmo y la intensidad. En el loto invertido el hombre se encarga de dirigir el festín, decidiendo con sus golpes de cadera hasta donde llega el coito. Tenemos tendencia a sostener los glúteos de la pareja con los pies, pero es mejor evitarlo porque incomoda mucho a  la mujer.

El joyero


La reina del sexo perezoso o mañanero es, sin duda, la posición del joyero. Lo que cuenta no es la forma física sino ser lo más cariñoso y afectivo posible. ¡No todo es sexo salvaje y acrobático!
El hombre, con una pierna en la cama, pliega la otra y la sitúa sobre la de la mujer, que también está estendida. Ella sube la otra pierna y la dobla sobre la cadera de su pareja. Sus partes íntimas están protegidas por la “cajita joyero” que forman sus piernas.
La penetración es controlada por el hombre, que abrirá o cerrara el sexo de ella jugando con sus nalgas. Sin embargo, el joyero no permite muchos movimientos a la pareja, por lo que la cercanía de los cuerpos y las caricias serán ingredientes indispensables para llegar al orgasmo.

El pecho profundo


Hay lugares recónditos en el cuerpo de la mujer que al hombre le encanta explorar. Uno de ellos son los pechos, que provocan delirios de placer. Es una forma de variar las prácticas sexuales en la pareja. También conocida como la cubana, el pecho profundo consiste en masturbar el pene con los pechos, introduciendo el miembro erecto en el canalillo. El frote repetido simula la penetración, con el añadido de la cercanía a la boca, que tan erógena resulta para los hombres. Puede iniciarse el pecho profundo estimulando los pezones con la punta del pene.
Para subir a un más el nivel de excitación, la mujer cubana moverá su lengua sobre el prepucio o lo acariciará con sus dedos mojados. El resultado, llegará rápido, una ducha de esperma incontrolado inundará sus pechos. 

La posición de Andrómaca


Andrómaca, mujer de Héctor, el gran héroe de Homero, disfrutaba cabalgando encima de su esposo. La leyenda cuenta que detrás de la puerta los esclavos se masturbaban, durante sus coitos. La mujer domina al hombre y se convierte en su maestra del placer.
Él, tumbado, y ella, encima con las piernas flexionadas, aprovechan una postura que los sexólogos recomiendan a los poco iniciados en las artes amatorias. Andrómaca es satisfactoria para las mujeres que desean descubrir el orgasmo y para los hombres que necesitan aprender a retener su eyaculación. Ella tiene las manos libres para masturbarse durante la penetración, intensificando así su placer. Igualmente, disfrutará frotando el clítoris contra el pubis de su pareja. 

El vuelo de gaviota


Los pechos son los protagonistas del vuelo de la gaviota. Se ofrecen al hombre durante el acto sexual, que los contempla desde la mejor perspectiva. Podrá lamerlos, morderlos y acariciarlos a su gusto. La ausencia de esfuerzo físico, en el vuelo de la gaviota, corona a la mujer de una dulzura que al hombre encantará transformar en gozo durante el coito.
La mujer se tumba de espaldas dejando sus nalgas al borde de la cama. Las piernas abiertas, apoyadas sobre el suelo, permiten al hombre ver la vulva con una apertura irresistible. Al igual que en el culeo, él puede iniciar la práctica con un cunnilingus, lamiendo el clítoris, el punto G y los labios. Puede también pasar directamente a la acción, iniciando junto a su amada el vuelo de la gaviota. El viaje les llevará por los recovecos de deseo, el sexo, el sudor y el placer.  Él de rodillas, con el cuerpo erguido, consigue la alineación de su pene con la vagina. Éste ángulo es difícil de encontrar, ya que cuando el hombre está encima la penetración es hacia abajo. Las técnicas de alineación coital (TAC) suponen que el pene y el hueso pélvico del hombre estimulen constantemente el clítoris de la mujer.

El arco iris


"Arco iris al amanecer, agua antes del anochecer; tarde de arcos, mañana de charcos” Si creemos lo que nos dicen los viejos refranes, un arcoíris presagia aguacero. ¿Pero quién se quejaría de la lluvia cuando se disfruta del sexo? Para este original parte meteorológico, no hay que temer ni la violencia de la tormenta ni la suavidad de una llovizna de placer.
Ella se tumba de costado, con las piernas rectas. Él se resbala entre los muslos de su pareja con las piernas tensas. Ella realiza un juego de piernas: una la deja sobre la cama y la otra la apoya en la cadera de su compañero. La penetración tiene lugar con las piernas juntas y el torso del hombre plegado. Las manos quedan libres para llenar de caricias los hombros y la espalda de ella. Para tensar el arcoíris, ella le coge los pies y tira de ellos. La postura se conoce también como arco tensado, donde ella representa la flecha y él el arco.
Es cierto que la postura del arcoíris requiere cierta destreza para poderse realizarse, pero una vez conseguida ¡Qué maravilla!

Variaciones de pies contra cabeza


El 69 es fuente infinita de variaciones. En lugar de practicarlo tumbado y relajado, los adeptos prefieren jugar con las tensiones musculares y los estiramientos, que amplían el goce al momento del orgasmo. La imaginación y tu musculatura están al servicio del placer.
Para disfrutar del sexo oral es fundamental que te sientas cómoda y aceptes tu desnudez sin complejos.  Si ya has probado el sexo oral y no te ha gustado debes darle una nueva oportunidad, porque quizá estés perdiéndote todo un universo de sensaciones sexuales.
Es normal que te preocupe el olor y el sabor de tus genitales, sin darte cuenta de que son el afrodisiacos natural más potente. Una ducha diaria es suficiente para practicar sexo oral con higiene. Sin embargo, tomarla antes de practicar el 69 provocará que el pene y vagina  pierdan su gusto natural y acaben tomando el de tu gel de ducha.

El culeo


Culear significa tener sexo en algunos países de América Latina, como Argentina, Chile y Colombia. De ahí deriva, la postura que aparece en la imagen: el culeo. Aquí la mujer hará movimientos como para dar volteretas, mientras es penetrada. ¿Preparados para el sexo acrobático?
Lo más importante es elegir bien la superficie, porque la espalda puede sufrir mucho si no está bien acomodada. Será más sencillo culear sobre una alfombra o un edredón, que encima de la cama. La mujer intentará tocar el suelo con las puntas de los pies, sin quitarse los pantalones, desplazándolos hacia los tobillos y manteniendo las piernas abiertas. El pantalón sobre los tobillos le ayuda a conseguir la apertura justa que requiere un buen culeo durante el coito.
El hombre tiene delante de él la mejor vista posible. Los genitales y las nalgas de ella, abiertos como una flor, esperan su turno. Él elige como continuar: cunnilingus, caricias o penetración sobre la vulva y el perineo. El culeo se incia con una penetración sencilla, en una vagina ya dilatada y lubricada. El vaivén sexual empieza con el movimiento del pene, provocando un placer irresistible, que explotará en orgasmo.
Si la posición del culeo es difícil de mantener para ella, relajará las piernas flexionándolas sobre los hombros de su pareja y continuarán el sexo en esta posición menos rígida.

El escondite


Saber desnudar y desnudarse siempre ha sido todo un arte. El striptease de un miembro de la pareja es un preliminar perfecto. La ropa llena de botones o difícil de quitar acabará con la paciencia de tu amante, que estará más que excitado cuando acabes el espectáculo. No olvides que cuantas más prendas te pongas ¡más fuerte será su deseo! Y, mejor el sexo que seguirá al striptease.
En el striptease, el clásico funciona. Un conjunto sexy de lencería y unos tacones de aguja te convertirán en la seductora perfecta. Atrévete con un corpiño de leopardo o prueba a elegir ropa íntima con volantes que te de un aire, a la vez, infantil y picante. Si quieres ser la jefa dominante de este juego, enfúndate un mono de látex y déjale que te lo quite después de un baile erótico.
Para las avanzadas en el arte del striptease: unos adornos para pezones y unas medias con liguero, serán los compañeros ideales. Un truco, puedes introducir unas bolas chinas antes de iniciar el striptease. Te ayudarán a excitarte durante tu show sexual.
Pon la música, empieza a bailar y espera un rato para desnudarte. Acerca y aleja tu cuerpo del de tu pareja, insinuándote al ritmo de la música, sin dejar que él te toque, observando como su deseo sexual aumenta. Cuando estés lista, deja que te desnude, ábrele tu escondite y entrégate al placer.

El amante tierno


Sí lo que buscamos es unir placer y complicidad esta es la postura perfecta. El amante tierno facilita un contacto físico muy fuerte, acompañado de placer y momentos tiernos. Se trata de unir el amor con el placer carnal.
Él, de rodillas, espera a que ella se siente en su regazo estirando las piernas, tocando el suelo con las plantas de los pies. Él ayuda a mantener el peso agarrándola por los brazos y equilibrando la postura.  Inicia el balanceo, manteniendo en alto la cintura de su pareja y dando besos húmedos en su vientre.
El amante tierno está excitado. Es el momento de que ella se entregue en cuerpo y alma, al placer.  La mujer se sentirá bella en sus brazos y mostrará su cuerpo sin complejos. Deja que te admire, mientras sacas fuera la fiera que llevas dentro.

La unión del loto


La posición del loto es considerada como la “favorita de los amantes” por Kalyanamalla, el autor de la obra erótica india Ananga Ranga.  Él se arrodilla y ella aprovecha para sentarse encima de su pene, rodeando con sus piernas el cuerpo de su pareja. Es interesante practicarla en una superficie más dura que la cama, para controlar mejor los movimientos y la penetración. Para los más arriesgados, proponemos experimentar la unión del loto encima de una silla.
En esta posición, la mujer controla con sus movimientos la fuerza y frecuencia de las penetraciones. Él ayuda a controlar la penetración poniendo sus manos en las nalgas de su amante. No dudes en oprimirle el pene con tus músculos vaginales ¡lo estremecerás de placer!
La postura permite vivir la ternura del momento mirando a la cara del compañero, disfrutando del momento labio con labio. No pierdas detalle de sus gestos: son el termómetro de la pasión que el otro está viviendo.

Las cucharas


La pareja se echa de costado, el hombre detrás de la mujer, colocada en posición fetal, penetrándola por la vagina. Si él se pega a la espalda de su compañera, se percibe claramente la imagen de dos cucharas encajadas.
No hay nada mejor que esta postura para disfrutar de una penetración cómoda y cariñosa. Él rodeará con sus brazos a ella, que se sentirá totalmente arropada y querida por su pareja. A pesar de la ternura del momento, las cucharas ofrecen posibilidades de penetración muy profundas ¡Es cuestión de explorarlas! El grado de penetración depende del ángulo formado entre el glúteo y la rodilla de la mujer, que podrá aumentarlo o disminuirlo  a su antojo.
Un truco para aumentar el placer en la postura de las cucharas es mantener las piernas muy juntas, lo que estimula el clítoris y el punto G. Las cucharas facilitan a la mujer el acceso a sus genitales, a los que también puede llevar la mano de su pareja para conseguir un mejor orgasmo.
Si la ocasión lo requiere, es también una buena postura para atreverse con el sexo anal.

La bella dormida


Mientras la amada duerme, ¡resucitar su sexo a placer es pura felicidad para el amante! ¡Y qué deliciosa sorpresa, para aquella que se despierta, de sentirse inundada de deseo, con el cuerpo ya ocupado por su hombre!
Él se cuidará de excitarla poquito a poco para que el despertar sea lo más suave posible. Cuando despierte estará inundada de placer y totalmente excitada, lista para acoger el sexo de su príncipe en su interior.
Las relaciones sexuales al despertar mejoran la calidad de vida y garantizan comenzar la jornada con una gran satisfacción personal en los miembros de la pareja. Merece la pena dejar a un lado los complejos sobre nuestro aspecto al despertar porque disfrutaremos de una excelente sesión de sexo matutino. La razón: los niveles de testosterona en los hombres son muy altos por la mañana (esa famosa erección), lo que aumenta su tensión y energía durante el acto sexual.

El abrazo del panda


Para unirse en este abrazo del panda, hombre y mujer se acuestan en toda su longitud, frente a frente pero pies contra cabeza. El rostro de ella frente a las piernas de él y viceversa. Una posición riquísima en sensaciones.
El hombre tiene las manos libres para recorrer la parte inferior de su pareja, acariciándola, ya que la bocas de los amantes quedan muy lejanas. Si ella lo desea, se puede aprovechar la ocasión para estimular la zona anal o bien penetrar con un dedo el ano, lo que multiplicará por dos la excitación de su pareja.
Ella tendrá enfrente los muslos de su hombre, así que será el momento de tratarlos con mimos y dedicarle unas dulces caricias en los pies. No hay que olvidar, que éstos, al igual que las manos, tienen muchas terminaciones nerviosas, que captan a la perfección el roce con otra piel.

Las viñas enlazadas


En la posición de las viñas enlazadas, la penetración se efectúa sobre el costado, cara a cara, y permite unas variaciones interesantes. La pareja puede enlazar sus cuerpos apretando el pecho del uno contra el otro o, bien, separarse, acariciarse los senos y besarse en la cara y el cuello.
Al quedar las piernas estiradas la penetración será menor que en aquellas posturas en que quedan flexionadas. Si se busca aumentar el placer ella puede apretar los muslos, experimentando así  nuevas sensaciones en los labios y el clítoris. Se disfrutan momentos de sexo tranquilo, rescostado e intimista.

El misionero


La posición del misionero es la más frecuente en nuestra civilización. Por eso, tiene la reputación de ser una postura sexual banal y rutinaria. Sin embargo, para muchas parejas sigue siendo una posición cómoda y dadora de sensaciones fuertes. Un preludio para la excitación o, al contrario, la última posición para abandonarse al gozo.
El origen del misionero se remonta a la colonización de  América por religiosos españoles. Existen dos versiones. En la primera,  los religiosos españoles recomendaban la postura del misionero a los indígenas para que dejaran de hacer el amor “como animales”. En la segunda, era la utilizada por los propios misioneros para fecundar, con la meta de cristianizar, el mayor número posible de mujeres indígenas. Sin embargo, científicamente no se ha probado la relación entre la práctica del misionero y un aumento de las fecundaciones.
En la versión clásica,  la mujer se sitúa boca arriba con las piernas algo abiertas y el hombre se coloca encima de ella. El contacto visual establecido otorga la sensación de intimidad característica del misionero. Disfrutamos mientas nos miramos y descubrimos cara a cara. La comodidad  que facilita deja abierta la posibilidad de tocar al compañero en las nalgas y a las mujeres en el clítoris, garantizando así un intenso orgasmo.
Es una de las posturas sexuales que más variantes tiene. La mujer puede mover las piernas para darle un toque más picante al clásico y permitir una penetración más profunda. Para los más atléticos la mujer se recuesta sobre la cama y posa uno de sus tobillos en el hombro de su pareja, doblando ligeramente la otra pierna. Él se vuelca sobre ella medio arrodillado.

El árbol prohibido


¿Alguna vez has soñado con comer el fruto del árbol prohibido? Si uno de los dos puede hacer el pino, ofrecerá a su pareja una posición sexual inédita para probar el fruto secreto. El árbol prohibido es una forma inusual y algo acrobática de probar el sexo oral. Si es el hombre el que hace el pino contra la pared, la mujer se sitúa enfrente a buena altura, ayudándole a mantener el equilibrio. Nada impide que se inviertan los roles en el árbol prohibido.  Dependiendo de quién se sitúe boca abajo llevaremos a cabo una felación o un cunnilingus, cuyos secretos explicamos en otras diapositivas.
El árbol prohibido es una postura sexual en la que se requiera mucha fuera y equilibrio, ingredientes sin los que la práctica puede convertirse en un desafortunado accidente. 

Sodomía o penetración anal


La sodomía, protagonista de tantos tabúes, se practica en parejas heterosexuales y homosexuales. Es una de las prácticas que más fantasías despierta en el hombre, independientemente de su orientación sexual. Se trata de un juego  que brinda sensaciones sexuales intensas, poniendo a prueba la confianza en la pareja. Una de las mejores posturas para sexo anal es con el hombre detrás o en postura de cuchara.
La lubricación es imprescindible para una sodomía satisfactoria. Como el ano no lubrica por sí mismo, se necesita una buena dosis de lubricante. Un consejo para primerizos es tumbarse de lado y pedir a la pareja que se ponga enfrente, lo que le permite ver las reacciones. Después, podrán introducirse uno o dos dedos que permitan acostumbrarse a la sensación.
El sexo anal se inicia con penetraciones de la cabeza del pene, permitiendo que la mujer se relaje. Después, él meterá y sacará el pene suavemente e ira aumentado el ritmo y la profundidad la sodomía al gusto de ambos.
Una nota importante: después del sexo anal no debe practicarse sexo vaginal con el mismo preservativo o sin lavar el pene, ya que las bacterias existentes en el ano pueden ocasionar infecciones.

El soñador apasionado


Mientras él duerme como un niño bueno, su amada le contempla. Su cara refleja la fragilidad del sueño profundo, mientras que bajo la sábana algo parece más que despierto. Su pene endurecido se marca como testigo de su virilidad. ¡Es ahora de hacerlo soñar!
El despertar se hace gradualmente, nunca de forma violenta. El hombre sentirá los dedos y besos de su pareja recorriendo todo su cuerpo. Ella pone el pene en su boca, lo gira dulcemente y lo aprieta con sus labios, introduciéndolo y sacándolo de su boca. También aprovecha para frotarse sobre el cuerpo del durmiente, que comienza poco a poco a despertarse.
Después del juego sexual, la vagina está lubricada y lista para acoger la penetración. Él se despierta, desubicado y excitado, en frente de una amante que busca culminar su placer. Si la postura del soñador apasionado ha sido un éxito ambos tendrán un despertar perfecto.

El hombre de pie


Los grabados que representan posiciones sexuales suelen enseñar variaciones donde la pareja está tumbada, de rodillas, a cuatro patas, sentados, a horcajadas… pero raramente les muestran de pie. De todas formas, el cine, los grabados hindúes y sus estatuas se refieren mucho a esta posición.
Para disfrutarla tenemos que partir del conocimiento de que es una postura muy placentera y salvaje, pero mucho más incómoda que aquellas en que estamos sentados o tumbados (misionero, flor de loto…) La clave es encontrar el punto intermedio para que los genitales se encuentren, lo que lleva al hombre a cargar con sus brazos todo el peso de ella. Si esta opción provoca cansancio en el hombre la postura se revelará problemática y poco placentera.
El contexto en el que se practica, tantas veces filmado en el cine, es el de un encuentro espontáneo, salvaje y apresurado, que deja a un lado las miradas o gestos cariñosos. Es un empujón de deseo, sólo apto para atrevidos y parejas sin complejos en la práctica de un sexo puro, centrado en la postura y la penetración.

La lengua de gato


La lengua ofrece al ser humano su primera experiencia erótica: mamar del pecho. Este primer contacto, la convierte en un instrumento erótico, destinado a satisfacer los deseos sexuales a través del sexo oral. Al igual que el 69, es una postura de sexo oral, independiente de las de penetración vaginal o anal. La lengua de gato expone los genitales femeninos a la boca de él y los deja a merced de sus habilidades.
La mujer eleva las piernas en el borde de la cama, mientras su pareja le espera arrodillado, listo para iniciar el cunnilingus.  La parte más privada de ella se entrega a la experiencia de ser lamida, por su amante. Él la degusta con ternura e inicia el recorrido despacio besando delicadamente la parte interna de los muslos, acariciando los labios con la boca. Cada serie de estímulos orales durará unos diez segundos, destinando cinco para lamer cada zona y cinco para abarcar toda la vulva.
Una vez que la excitación aumente, se abren los labios con los dedos y se estimula el clítoris. La lengua, protagonista absoluta, siempre se mantendrá lubricada para un contacto agradable en esta zona tan sensible. Los besos húmedos recorren los labios menores y el monte de Venus. Combinando las lamidas con la succión se alcanza un placer intenso que hará desear otros juegos sexuales.

La posición del barco de vela


¿Listos para la travesía del placer? En la posición del barco de vela, la mujer cede a su compañero el control de la situación. Él se convierte en capitán de una aventura compartida, controlando el timón y levando o echando el ancla a su gusto.
 La mujer recostada sobre su espalda, al borde de la cama,  eleva las piernas y las coloca con los tobillos cruzados. De esta manera, espera el inicio del juego de su amante, que se arrodilla frente a ella, sujetándola fuerte por los tobillos. Cuando el capitán está listo se aferra a su timón e inicia la travesía. El vaivén del viaje no es otro que balancear el cuerpo de su compañera con gestos suaves de izquierda a derecha, durante la penetración. Si la pareja tiene diferencias importantes en la altura resulta práctico colocar un cojín sobre la espalda de ella. Así aumentamos la comodidad y facilitamos el buen inicio de la actividad sexual.
La buena sincronización en el movimiento de balance será el elemento clave de las sensaciones experimentadas. Las más habituales son: la relajación de la mujer fruto del vaivén y la satisfacción del sentimiento de dominación en el hombre.

El 69


Estar pies contra cabeza, lo que claramente simbolizan las cifras 6 y 9 unidas, es sin duda la postura que evoca más imágenes, aunque no es una posición de penetración vaginal o anal. Consiste en que cada miembro de la pareja una la boca al sexo del otro.
Es una postura que permite la práctica del sexo oral de modo simultáneo, al tiempo que puede ser alternado con masturbaciones y juegos anales. Puede realizarse de varias maneras, con un miembro de la pareja encima del otro, o bien, si se busca algo más cómodo y relajado, tumbados el uno al lado del otro. Otra forma de llevarlo a cabo, mucho más gimnástica, es abandonando el suelo o la cama y situándose contra una pared, de esta forma el hombre cargará con la mujer, sosteniéndola por las piernas. Aunque pueden intercambiase las posturas entre los miembros de la pareja, hay que tener en cuenta que si el hombre se sitúa encima es más complicado que la mujer consiga estimular su pene erecto.
El 69 es una postura muy excitante, utilizada en el juego previo a la penetración que sin embargo puede conducir, por sí misma, al orgasmo de una forma placentera si las dos personas se implican en el juego y no se olvidan del otro, dejándose llevar por su propio placer.

La posición del perrito


Para los humanos, la posición del perrito tiene una connotación “animal” tremenda. Es la de los mamíferos cuadrúpedos y, por eso, va cargada de fantasías sexuales primitivas que pueden atraer o repulsar. En ellas, la mujer se tumba boca abajo o bien apoyada sobre las rodillas, al tiempo que el hombre la penetra por detrás. Ambos disfrutan de la penetración intensa y profunda que proporciona la postura.
Los movimientos de cadera ayudarán a exprimir al máximo el orgasmo en la mujer, que no debe olvidar  apoyarse en los codos para conseguir la máxima estimulación del punto G. Si se desea optimizar el placer, la mujer puede aprovechar sus manos para estimularse. Por su parte, el hombre tocará el pecho o el clítoris de ella mientras disfruta con una de sus posturas favoritas, observando la penetración y dando rienda suelta a la fantasía de dominación.
La inexistencia de contacto visual entre la persona penetrada y la receptora supone una ventaja para la mujer que anhele alejarse de la mirada de una pareja que busca constantemente sus gestos de placer durante el coito. Sin embargo, este hecho supone para algunos practicantes una dificultad a la hora de conectar con su partenaire.