Mientras él duerme como un niño bueno, su amada le contempla. Su cara refleja la fragilidad del sueño profundo, mientras que bajo la sábana algo parece más que despierto. Su pene endurecido se marca como testigo de su virilidad. ¡Es ahora de hacerlo soñar!
El despertar se hace gradualmente, nunca de forma violenta. El hombre sentirá los dedos y besos de su pareja recorriendo todo su cuerpo. Ella pone el pene en su boca, lo gira dulcemente y lo aprieta con sus labios, introduciéndolo y sacándolo de su boca. También aprovecha para frotarse sobre el cuerpo del durmiente, que comienza poco a poco a despertarse.
Después del juego sexual, la vagina está lubricada y lista para acoger la penetración. Él se despierta, desubicado y excitado, en frente de una amante que busca culminar su placer. Si la postura del soñador apasionado ha sido un éxito ambos tendrán un despertar perfecto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario