Andrómaca, mujer de Héctor, el gran héroe de Homero, disfrutaba cabalgando encima de su esposo. La leyenda cuenta que detrás de la puerta los esclavos se masturbaban, durante sus coitos. La mujer domina al hombre y se convierte en su maestra del placer.
Él, tumbado, y ella, encima con las piernas flexionadas, aprovechan una postura que los sexólogos recomiendan a los poco iniciados en las artes amatorias. Andrómaca es satisfactoria para las mujeres que desean descubrir el orgasmo y para los hombres que necesitan aprender a retener su eyaculación. Ella tiene las manos libres para masturbarse durante la penetración, intensificando así su placer. Igualmente, disfrutará frotando el clítoris contra el pubis de su pareja.
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